OBEDIENCIA DEBIDA
«Nuriel, han pasado miles de años desde la cagada —ha dicho Él—, espero que hayas…
In memoriam
En el primer cuarto del siglo pasado, no hubo en Estados Unidos un artista con…
En cadena
Antes tenía que ocuparme de siete u ocho cada día, de todos los pesos, tamaños y colores; un suplicio. Y a mano, puro huevo, que te dejabas los riñones, tanto si tenías que subirlos a las filas de arriba, como si andabas con ellos a rastras por las de abajo; así llevábamos todos la espalda, como la firma de un notario.
Reinventándose
El conde Ostragonov colocó a contraluz de la vieja lámpara de pie su copa de…
Una imagen vale más que…
Lo mío con doña Concha, no sé cómo llamarlo. No era gerontofilia, porque la señora,…
Fantasía. El lado oscuro.
—¡Cari, cuando vengas acércame una cervecita de la nevera, porfi! Ella meneó la cabeza en…