
Querida Amelia:
Espero que al recibo de esta te encuentres bien, por aquí todo sigue igual, esto de la Eternidad es un muermo, hija, pero no tiene vuelta de hoja.
¿Sabes, Alfredo, el abogado? Sí, mujer, uno de Calatayud, que se mató con la moto subiendo a la Perdíz. Te tienes que acordar, el que me presentó a Yeshua la primera noche que pasé aquí, haz memoria. Bueno, pues me ha enchufado de pasante en su bufete, ¿cómo lo ves? Un curro entretenido y lo pagan bien. Hago un poco de todo: papeleo, gestoría, procurador y te enteras de cosas. Sin ir más lejos, ahora le estamos llevando el pleito que le ha puesto Santa María Egipcíaca al padre de Yeshua, por daños morales, maltrato sicológico y discriminación por razón de sexo; un culebrón del quince, Amelia, corazón, están en el Edén con un mosqueo, espera que te cuente. Todo empezó allá por el año 375, aproximadamente.
Resulta que María era una chiquilla un poco ligera, de braga floja, todo hay que decirlo, le iba el teje maneje de la caja del fleje, con furor uterino, para que me entiendas, vamos que se cepillaba todo lo que se le ponía por delante; eso sí, la criatura lo hacía gratis, sin malicia, por sacarse el cuerpo de penas. De aquellas vivía en Alejandría, por eso le pusieron de mote la Egipcíaca.
En esas fechas montaron una peregrinación a Jerusalén para la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. No es que le tirase mucho la cosa religiosa, pero pensó que entre tantos peregrinos tendría garantizada su buena ración diaria de polvetes y encima se sacaba el viaje gratis, cosa que sucedió punto por punto tal y como se lo había imaginado. Aquella debió de ser la peregrinación más sabrosona y cachonda que recuerda la cristiandad, y todo gracias a la apertura de miras —y de piernas, por qué no decirlo—, de nuestra María.
Pero la cosa se torció cuando por fin llegaron a la iglesia del Santo Sepulcro y el portero le impidió el paso por pilingui; una gran putada, reconozcámoslo, a la moza se le vino el mundo encima, a ver, Amelia, y no es para menos. Que sí, vale, iba bien servida de bajos, pero de Alejandría a Jerusalén hay una tirada, oye, y más entonces que las carreteras estaban hechas una pena. La pobre chica estuvo suplicando perdón y hasta juró que dejaría de darle al asunto, solo así le fue permitido el paso y ella, cumplidora, se hizo eremita, se retiró al desierto en la flor de la vida, y aunque cuentan que iba siempre en pelota picada, ya no se le conocieron más rolletes, se hizo vieja y murió soltera.
Hasta hace poco todo iba bien, la mujer estaba a lo suyo, allí en el barrio santo, tan tranquila, pero Magda, la churri de Yeshua, que está muy metida en temas de la EVCMN, los movimientos de mujeres progresistas para combatir las desigualdades de género y las injusticias en la sociedad con el objetivo de acabar con la dominación patriarcal, pues empezó a comerle el tarro con que en la excursión aquella los tíos también se habían puesto las botas pecando, pero a ninguno se les cerró el paso a la iglesia, que, al fin y al cabo, ellos también pusieron lo suyo en el mercado, pero que fue María la única que debió hacer propósito de enmienda y retirarse al desierto, en lo mejor de la juventud, para conseguir el perdón de dios. Según la Magdalena: «una injusticia de cojones», palabras textuales.
O sea: discriminación por razón de sexo, maltrato sicológico y daños morales. Un juez ha admitido a trámite la querella y se ha montado gordísima, porque en el círculo de la familia de Yeshua hay cantidad de machirulos, todo sea dicho, y han puesto el grito en el cielo. En todos los magazines televisivos mañaneros no se habla de otra cosa. Yo estoy con ella, la Egipcíaca y seguro que al padre de Yeshua la va a salir la torta por un pan, pero es cierto, ¡coño!, a ver por qué tuvo que comerse la tía el marrón, mientras a los garrulos les daban palmaditas en la espalda. «¡Bien hecho, machotes!».
Y aún se va a enredar más la cosa, porque aprovechando el tirón mediático, la serpiente ha hecho declaraciones en revistas del corazón, diciendo que lo de la manzana, la tentación y el tiberio que se montó con eso fue todo un camelo y que ella no tuvo nada que ver en el asunto. La realidad, según cuenta, es que Adán era un picha floja, no había forma de ponerlo a tono, que no armaba, vamos, y como todavía no se había inventado el Viagra, pero se hablaban maravillas de la manzana, pues que probaron a ver si allí estaba la solución, pero ni por esas. Luego se acojonaron, buscaron una cabeza de turco y le tocó la china a ella, la serpiente, que en el momento de los hechos estaba visitando a una culebra, prima suya, en el Sinaí, pero que dios no quiso comprobar la coartada y le cargó el mochuelo. Se va a liar gordísima.
En fin, Amelia, amor mío, lo dicho, que yo soy muy fan de María la Egipcíaca y que aquí o hacemos todos propósito de enmienda o no lo hace ni Cristo, ¡que ya está bien, leñe!
Por cierto, veo que has dejado de salir con Roberto, bien hecho, te lo advertí; solo que ahora estás liada con Ambrosio, ¡hija qué ansias, tú también! Yo no digo que me lleves luto de por vida, pero, mujer, date un respiro. En fin, con tu pan te lo comas.
Bueno, te dejo, cariño, que he de ir al juzgado a practicar diligencias. Cuídate.
Este que te quiere.

Siempre me ha parecido muy interesante tu forma de narrar. Cuando lees un relato, un escrito de alguien, vas creando una idea de su fondo. Y el mío es que así solo se puede escribir desde el conocimiento y la inteligencia. Lo que hace que desees seguir leyendo cositas del escritor o escritora.
Estás conversaciones con Amelia, nos narran pasajes de historias que desde el humor, la sátira, crítica social y el respeto, transmiten que se puede hablar de todo.
Qué maravilla. Deseando leer esta semana.
Gracias, Paquita, ya sabes que siempre te lo digo: eres una amiga.
Un abrazo fuerte.
No sé qué decirte, Armando, temo por tu vida tranquila y contemplativa. Como estas cosas lleguen a esos abogados cristianos… bueno, haremos un crowfunding o algo…
Cuídate, anda 😅
A ver, yo doy mi versión de los hechos, si ellos pueden demostrar, sin que haya lugar a duda, que no es así, pues hablamos.