
Lo siento, no aguanto ni un minuto más, me tenéis hasta el mismísimo coño, con los índices glucémicos por los aires y a punto del ictus, así que me voy a poner en huelga.
Ya sé que formo parte de un todo universal y que si falto se puede armar la de dios, pero no os soporto y la monto. Por estas que son cruces. Y que no me vengan con que, si son necesarios unos servicios mínimos, establecer horarios restringidos o cualquier gilipollez parecida, esto es inaguantable y cierro, no doy más. ¡Qué empalago! Pretendientes babosos, poetastros relamidos, amantes en celo. Sois todos más cursis que una perdiz con liguero.
«Si juntara todos los destellos de la luna, aún me faltarían luces para iluminar lo que siento por ti», dice el muy gañán. Desde luego que te faltan luces, pero eso te viene de serie y ni con todas mis luminarias serías capaz de engañar a nadie, so capullo, que vas a lo que vas, a mí no me engañas.
¿Y este otro? «La luna suspira cada noche, cansada de escucharme repetir tu nombre entre sollozos de amor incondicional». Que no son suspiros, imbécil, sino arcadas que me dan de oírte decir semejantes paridas; yo, si fuera ella, ya te habría retirado el saludo.
¿Voy a tener razón o no? «Quiero construirte una casita en la luna, con paredes de suspiros y ventanas de promesas eternas». Este, además de ripioso nos ha salido especulador urbanístico. ¡Qué hostia tiene!
¿Por qué no buscáis otra fuente de inspiración, botarates? «Eres la luna que hipnotiza mis mareas internas y naufraga mis pensamientos en océanos de ternura». Tú lo que eres es un vivales, que solo quiere echar un polvo for free, jodido mamón. ¡Qué asco, por favor! A ver cómo carajo te las apañas con las mareas cuando yo no esté, rijoso. ¿Se puede ser más sátiro?
Huelga, sin pensarlo más. Me pongo en huelga, a ver qué hacéis. «Si la luna pudiera hablar, pediría consejos sobre cómo iluminar tu belleza sin quedarse ciega». No te aguanto, tontolculo ni verte quiero. Pero antes que sacarme los ojos, cierro el garito y que te zurzan. ¡Ay, qué razón tenían Los Brincos, si yo tuviera una escoba!
«Contigo, hasta la luna se siente un simple foco de callejón: sin magia, sin chiste». Pero a ver, tarado, si la jodida es bizca, garrosa y le canta el alerón. A ti lo que te pasa es que no mojas desde la toma de Troya, andas más salido que la lengua de un perro y con tal de tocar pelo te enganchas a un cepillo.
Pues nada, lo dicho, la que avisa no es traidora. Cerrado por huelga. Disculpen las molestias, pero decidme si no tengo motivos: «Si te comparo con la luna, la pobre entra en crisis existencial». En crisis, yo, Luna. Para morirse.
«Cada cráter de la luna es un suspiro mío por no tenerte cerca». Cirrosis hepática, me estáis causando, hijoputas. Buscaros a otra para joderle la vida, coño. A mí ya no me tocáis más los ovarios, huelga indefinida.
«Te amo más de lo que la luna ama a su soledad eterna, más de lo que las estrellas envidian su brillo». ¡Anda y que os den!

Imagen obtenida mediante IA.