En el año 3000. (Una distopía sexual)
«La promiscuidad es algo que los humanos comparten con la inmensa mayoría de animales que pueblan la Tierra. Apenas una docena de especies, de entre millones, son monógamas: tórtolas, pingüinos, cisnes…, conforman la excepción a una regla universal».
—Cariño, ya estoy en casa —anuncia Pablo nada más cerrar la puerta, mientras deja las llaves en una bandejita de cuero sobre el recibidor de la entrada.
Marisa aparta la vista del televisor, baja el volumen y alza una mano a modo de saludo.
—Hola, mi amor. ¿Cansado?
Como os lo cuento.
«Te dije azul, Antoñito, azul, príncipe azul, coño, y este es más negro que las gónadas de un grillo». Recuerdo ese día como si fuera hoy, pobre Antoñito, qué bronca se llevó.
Tenéis que entenderme, ser el padre de la Bella Durmiente no resulta fácil, es para vivirlo, que visto así, desde fuera, todo parece muy bonito, pero tener a la niña tumbada en el sofá, todo el día sobando y sin dar palo al agua… Vale que es un hechizo, que le puede pasar a cualquiera y tal y cuál, pero son muchos años así, oye, en mi pellejo os querría ver. Pone de los nervios al más templado.
Que son tres días…
¡Ay, Agustín, cariño, qué razón tenía tu madre! Os tenga Dios en su gloria.
A ver, tú sabes que nos teníamos atravesadas la una a la otra, cosas de familia, pero eso no quita, oye, para admitir que la mujer estaba en lo cierto con lo del algodón, por más que lo llevara yo mal por aquel entonces: «Angelines aquí hay lardo», decía la hijaputa mientras pasaba el trocito de guata por el baldosín de la cocina sacándome los colores.
Se me revolvían los adentros, mi vida, lo sabes, y nos costó a los dos estar de morros más de una vez, aunque acabáramos haciendo las paces —tú más que yo, todo hay que decirlo—, en el catre.
Perdidas
«Es la tercera vez que pasamos por aquí, no me cabe ninguna duda, esa roca no se parece a ninguna otra: un enano cagando; ¡por Dios!, si es que esas dos piedras de abajo son, talmente, la raja del culo». —Mamá, coño, la roca, que estamos dando vueltas en círculo,…
Yo venía por otra cosa
«Las tres erres: Recolocarse. Reposicionarse. Readadptarse». Oye, como un mantra, no repite otra cosa, el jodido gaucho este. Mendicutti, lo llaman, Leonel Mendicutti. ¿Qué carajo pasa con los argentinos?, antes exportaban carne y ahora solo hacen que mandarnos loqueros. «Tenés que reubicar tu personalidad, sos un hombre nuevo, focalizá las…
Si es que no hacía falta
¿Y esto te parece necesario, Rosa Mari? Mujer, que son treinta, no, treinta y un años de convivencia, corazón, hay confianza para hablar las cosas, digo yo. Vale, que sí, que voy muy a lo mío, siempre dándolo todo en el negocio y muy poco en casa, tienes razón, pero,…